La estrechez de la esposa hacía que él se sintiera más grande y poderoso, lo que la hacía gemir y suplicar por más.
La madrastra de su amiga tenía unas tetas enormes que le costaba no mirar cada vez que iba a su casa a estudiar.
El estrecho apartamento se llenó de gemidos cuando la pareja se entregó al placer, ella gritaba su nombre mientras él la hacía vibrar de placer follando.
La compañera de trabajo de su hermanastra lo estaba volviendo loco con su belleza y su actitud desafiante.