El padrastro no podía resistirse a su hijastrastra, que era tan apretada que lo hacía sentir joven de nuevo.
La estudiante de arte que conocí en la galería me invitó a su apartamento para ver su obra, pero terminamos creando una obra juntos.
La hijastrastrastra era tan apretada que él tenía que lubricarla mucho antes de poder penetrarla, pero cuando lo hacía, era como estar en el cielo.
La hijastra, con su figura apretada y su sonrisa tentadora, era el sueño prohibido que lo impulsaba a buscar encuentros secretos en el apartamento.