La estrecha amiga de su novia siempre había sido un misterio para él, hasta que un día se encontraron solos en el apartamento y ella le mostró lo que podía hacer con su cuerpo.
La novia lo sorprendió con una actitud dominante, dejándole claro que esa noche sería ella quien dirigiría el ritmo y la intensidad de sus encuentros.
La apretada novia se retorcía de placer mientras él la penetraba con duro, haciéndola gemir en éxtasis.