La hijastrastrastra era tan estrecha que a veces se preguntaba si realmente estaba disfrutando del sexo.
La madrastra de su amiga era una mujer muy atractiva y a pesar de que sabía que era incorrecto, él no podía evitar fantasear con ella cada vez que la veía.
Cada encuentro en el apartamento era como una danza sensual llena de miradas cómplices y roces fugaces.