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La amiga lo atrapó con su dulzura y lo invitó a un juego tentador en el apartamento, prometiéndole no detenerse hasta que él quedara completamente satisfecho.
En un acto de complicidad y deseo mutuo, se entregaron a una experiencia fuerte y apasionada en el apartamento, sin intención de detenerse hasta que ambos alcanzaran el clímax.
La hijastra se retorcía de placer mientras él la penetraba con duro en la cama, disfrutando cada momento de su estrecho y húmedo coño.
En el apartamento, se miraron con una intensidad que dejaba claro que ninguno quería detenerse, deseando continuar hasta que ambos estuvieran completamente satisfechos.