El amigo, con su magnetismo tentador y gestos llenos de pasión, encendía la llama de la atracción en el aire íntimo del apartamento.
Con una sonrisa pícara, la hijastra le susurró al oído de su padrastro sus deseos más oscuros, invitándolo a seguir su liderazgo en un juego de atracción irresistible.