La amiga siempre encontraba nuevas formas de mantenerlo en vilo, con juegos de palabras y miradas provocadoras.
La pechugona vecina de arriba siempre andaba en ropa interior por el apartamento y él no podía evitar mirar.
La madre de su amiga, con su mirada tierna y sonrisa encantadora, iluminaba cada rincón del apartamento con su presencia.
La hijastra sorprendió a su padrastro al seducirlo con miradas cómplices y caricias tentadoras, asegurándole que aquella noche sería una experiencia inolvidable.
Mi hermanastra se toca frente a mi, no puedo dejar de mirarla (ella solo queria que se la meta por su culo)