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La hijastrastra timida era tan apretada que él tenía que entrar y salir lentamente para no lastimarla, pero ella lo animaba a ir más rápido y más fuerte.
La amiga, con una mirada llena de deseo y complicidad, le prometió no parar hasta que él quedara extasiado por completo y sus gritos de placer llenaran la habitación.
La colegiala se acercó con una mirada traviesa y comenzó a seducir a su amante, quien no pudo resistirse a sus encantos.