La hijastrastra de Roberto era tan estrecha que siempre tenía que usar lubricante para poder penetrarla sin hacerle daño.
Me cojo tan rico a este chico que ni un minuto pudo resistir mi estrecha, caliente y húmeda vagina, yo solo gimo de placer hasta que casi se corre dentro de mí.
La estrecha cintura de su amiga lo volvía loco, y no podía resistirse a tocarla siempre que tenía la oportunidad.