La pechugona vecina de arriba siempre estaba dispuesta a prestarle azúcar o sal, pero él sabía que lo hacía para llamar su atención.
La madrastra de mi amiga es una mujer muy atractiva y siempre me coquetea cuando la visito en su casa.
La joven se estremeció cuando sintió las manos fuertes del hombre en sus ca deras, mientras la empujaba contra la pared del apartamento.