La compañera de clase tímida y el chico popular se encontraron en la biblioteca para estudiar juntos, pero terminaron besándose apasionadamente entre las estanterías.
La apretada masajista del spa tenía unas manos mágicas que hacían desaparecer todo el estrés y la tensión.
La colegiala le susurró al oído su deseo de explorar juntos un territorio de placer desconocido, y él aceptó sin dudarlo.
La madrastra de su amiga era una mujer muy pechugona y cada vez que iba a visitarla, no podía evitar mirarle el escote.